Había una vez una familia, que tras llevar toda la vida viviendo en un pisito de 70 m2, lo que más ansiaba era comprarse un chalet, y haciendo un tremendo esfuerzo y gracias a una hipoteca que le dio el banco, al final se lo compró.
No era ni el más bonito ni el más grande de los que habían, pero ellos estaban encantados con su compra. Habían dado una entrada del 350.000 euros y el resto lo ponía el banco.
La suerte, o el buen ojo, hizo que durante los últimos años, el zona donde se situaba el chalet fue objeto de muchas intervenciones y mejoras y se revalorizó muchísimo, siendo una de las mejores zonas residenciales de toda la provincia, y a la que ya sólo podían acceder otras familias con mucho dinero.
Cierto es también que durante esos años, una casa tan grande les daba algunos problemas, ya que los gastos por averías, los impuestos municipales, los intentos de robo etc, hacía que no siempre era fácil disponer de un alojamiento tan exclusivo.
Pero tras unos años, y después de un tiempo ahorrando, la familia decidió cancelar la hipoteca para quedarse con el chalet al 100% y no tener que pagar más intereses al banco. Además pocos meses antes de esta cancelación de la hipoteca, se hizo una reforma en la vivienda para mejorarla, ya que la familia quería que cuando se vendiera el chalet, poder venderla a mucho mejor precio.
Esta cancelación de hipoteca le supuso a la familia, que además estaba siendo azotada por la crisis económica, un fuerte desembolso de 700.000 euros, pero eso sí, al tener la casa totalmente reformada y ser completamente dueña de ella, ya podría afrontar una futura venta con mayor seguridad.
La historia debería tener un final feliz con eso de que comieron perdices y tal, pero sorprendentemente una semana más tarde de cancelar la hipoteca, la familia vendió la casa por 750.000 euros, aunque eso sí, se ahorró todos los impuestos y gastos del mantenimiento de la vivienda de ese año, que no eran pocos.
La familia decía, "hemos disfrutado la casa estos años, hemos sido felices y hemos criado nuestros hijos en ella, por eso no nos importa venderlo por lo que nos costó, sin haberle ganado absolutamente nada".
La duda que les queda es si volverse al pisito (nunca lo vendieron) o hacerse otro chalet a ver si tienen suerte y se vuelve a revalorizar.
PD: entiendo que la familia habrá hecho lo mejor para ellos, aunque yo como vecino de enfrente y sin estar dentro de la familia, no puedo evitar sorprenderme.
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Publicado por Santiago Mora para SEVILLA SEVILLA SEVILLA el 3/12/2011 11:42:00 AM
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