Ayer debió haber sido una noche especial, donde después de tres temporadas, un equipo volviera a ganar en la misma liga a los dos grandes.
Estaríamos hablando del gran planteamiento de Michel, del partidazo defensivo del Sevilla, recreándonos con la obra de arte convertida en gol por Álvaro Negredo o por el tremendo sacrificio colectivo de once jugadores a los que Michel ha convertido en un equipo de fútbol.
Pero por desgracia no puede ser así.
A los que llevamos mucho tiempo criticando la absurda teoría del Villarato, mal haríamos si nos tiramos a un charco que ha destrozado cualquier cosa que oliera a buen fútbol y tirado por los suelos la profesión de periodista, denigrándola en muchas ocasiones.
Leer a determinados personajes hablar de robo y a sus homónimos en Barcelona justificar la actuación de Mateu, solo hace que salga corriendo de ese circo donde ellos son actores principales, y tienen bastante culpa de que árbitros como el señor Lahoz, comentan tropelías como la de esta noche en Nervión.
Siempre le pido a un árbitro valentía y coherencia.
Todo eso me lo demostró el amigo de Mou hasta la expulsión de Medel.
No puedo dejar pasar el tremendo error que para mí comete el chileno entrando al trapo y cayendo en la trampa que le tiende el jugador del Barcelona.
Y es entonces, cuando aparece una versión de árbitro cómodo y parcial para los equipos grandes.
La tremenda paradoja, que hace que el "árbitro que deja jugar" ya nos anulara el pasado año un gol legal a Fazio por forcejeo entre Negredo y Pepe y que hoy expulse y deje al Sevilla sin su principal pulmón durante mas de 20 minutos por un roce infantil y pitara como falta al borde del área cualquier caída de un jugador del Barcelona.
Si esta liga de por sí ya está descompensada(comparen fichas y banquillo de hoy del Barcelona a pesar de las tremendas bajas) si además le añadimos arbitrajes a la carta, lo mejor será como dice el presidente del Sevilla, que hagan una liga entre ellos y nos dejen disfrutar a los demás.
El debate no está en si es o no expulsión de Medel o es mano de Thiago en el gol que propicia el empate a dos.
El problema de esta liga, es que las mismas jugadas se arbitra de una manera o de otra según la camiseta que tenga el que comete la infracción. Y esos matices son los que la ha convertido en una de las mas vulgares de toda Europa, con circos mediáticos paralelos, comités que imparten justicia parcial a los dos grandes, horarios infames para el espectador y repartos televisivos desiguales.
Y entre todos están matando el fútbol en España.
Pero para mi, por encima de todos, hoy hay un culpable principal de lo que ha pasado.
Un jugador que ha engañado al árbitro, se ha cargado un magnífico espectáculo de fútbol y ha traicionado a un compañero de profesión.
Porqué si Fábregas hubiera sido honesto con su profesión, nada de todo lo ocurrido a posteriori hubiera pasado.
Porque esta noche ha sido tan gran futbolista, como peor deportista.
Y es reincidente.
No todo vale para ganar tres puntos.
Bien haría Cesc Fábregas en reflexionar sobre su actuación de esta noche, y bien haría también en mirarse en el espejo de jugadores como Kanouté (al que por cierto igualmente propició la única expulsión del gigante de Malí la temporada pasada).
Noche mágica en Nervión, con una grada apretando como nunca, un equipo jugando como las grandes noches y que terminó de la peor manera posible.
Durante muchos minutos soñamos con una liga igualada, un equipo compitiendo de tu a tu y nuestra imaginación volando sin límites con conseguir grandes gestas..
El problema, es cuando te despiertas y te encuentras tan bruscamente con la misma realidad de siempre.
@cesarvizcaino
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Publicado por Santiago Mora para SEVILLA SEVILLA SEVILLA el 9/30/2012 05:25:00 p.m.
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