Muy sorprendido me quedé cuando vi ayer a Marcelino tan emocionado en su despedida como técnico del club.
Más aún me sorprendí cuando vi al propio Monchi también con lágrimas en los ojos y según cuentan, hay muchos miembros de la parte alta de nuestro Club que han pasado un muy mal rato con este cese y despedida. Incluso el Presidente acudió a su despedida, algo que no ha hecho en otras ocasiones.
Marcelino, obviamente, no lloraba porque fuera sevillista desde pequeñito y este fuera su sueño, ni se le puede pedir eso. Quizás lloraba porque crea que se le ha ido un tren que puede no volver a pasar por delante o quizás lloraba porque cree que ha hecho todo lo posible para que el rumbo sevillista fuera otro, y que factores externos o falta de suerte en algún momento hayan sido los principales causantes de su despido.
Eso sólo lo sabe él.
Lo que es innegable que ha dejado huella en lo personal con la gente del club, y que la afición, en su gran mayoría pensamos que es muy buena persona y un tipo muy honrado. Por cierto; ¡qué menos! ¿no?
Pero ahora bien, no me gustaría que todo esto tapase lo que hemos estado viviendo estos meses.
Se habla de cese injusto, de que es la "Ley del Fútbol", y que es más fácil echar a uno que a quince.
Eso es cierto, pero yo no me puedo olvidar de ciertas cosas en el debe de Marcelino.
No me puedo olvidar de su trato discriminatorio con la cantera, a pesar que de manera poco inteligente dijo que quería una plantilla corta para contar con ella. Llamativo es el caso de Campaña, sin apenas oportunidades en el puesto de peor nivel del equipo en esta primera vuelta.
No me puedo olvidar de la presencia constante de jugadores con un nivel ínfimo de juego en las alineaciones o sustituciones de Marcelino. Casos claros Trochowski, titular siempre hasta este mes de enero o Armenteros, que jugó mucho más minutos de los que se mereció y su nivel indicaba.
No me puedo olvidar de que Marcelino achaque a la mala suerte el no haber ganado ciertos partidos, algo que es cierto, pero omite que hay otros muchos que no los perdimos por lo mismo. Cuando Javi Varas se convertía en San Javi Varas partido tras partido nos salvó varios puntos que ni mucho menos merecimos en el campo. Pero de esos no se ha acordado y por tanto me parece un discurso victimista. Creo que al final estas cosas se compensan y que los equipos están donde deben.
No me puedo olvidar de los vaivenes en los esquemas de juego, desdiciéndose semana tras semana en su discurso.
Tampoco me puedo olvidar de cosas tan raras como convocar a De Mul dos semanas seguidas sin ninguna intención de ponerlo, o poner a Babá con 4 días en España cuando tenía 3 o 4 opciones mucho más lógicas en el banquillo. Eso es, para mí, un error claro de entrenador.
Y claro, como me puedo olvidar del "espeluznante" planteamiento del partido frente al Villarreal, en el que viéndose "muerto" decidió suicidar al equipo.
Los jugadores pasan por diferentes estados de forma durante su carrera deportiva, pero cuando el 95% de los jugadores de una plantilla están por debajo de su nivel demostrado, creo que el denominador común es el cuerpo técnico, y su cabeza visible es el entrenador. De esto tampoco me puedo olvidar.
Se habla que el problema es un "problema de vestuario"; que no le respetaban o que había jugadores que no confiaban en él.
Sea lo que fuere es responsabilidad de Marcelino diagnosticarlo y remediarlo y por tanto, ha tenido la obligación de poner remedio a esto de la forma que él considerara oportuna, por drástica que fuera. Está claro que no lo ha hecho o no lo ha hecho de forma inadecuada.
Por tanto, y deseándole a Marcelino lo mejor en su vida profesional y personal, creo que ha demostrado no estar capacitado para entrenar al Sevilla, o al menos a "este" Sevilla, y que en su cese existen numerosos deméritos, y que por tanto, sí es justo.
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Publicado por Santiago Mora para SEVILLA SEVILLA SEVILLA el 2/08/2012 12:16:00 PM
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